ningún malentendido
Dos amigas, se cuchichean al oído durante un acto en una sala. No obstante, alguien se había impacientado. Y mostraba profundo desagrado con sus gestos.
-Ese, a mí me da lo mismo…
-¡Chitón!
Esta vez, no se había limitado a haberles hecho callarse con un dedo.
– ¡Pero tú, quién te has creído tú que eres! Ella, mira hacia adelante imperturbable. Pero, en su rostro ha asomado ese granate, de quien sí se da por aludida.
-¡Este, a mí no se me olvida!