confiada y sin recursos

Una casa muy modesta. Una hermana se metía con la otra por distraerse en sus obligaciones.

– ¡Mírate con ese espejo, te creerás una princesa!

Me he mirado Y entonces, yo me digo:

-Esa vieja, no era yo. Desgraciadamente, esta es mi madre!

Haber caído yo en aquella cuenta, solamente fue mucho más tarde.

Deja un comentario